La adicción a las redes es como venderle el alma al Diablo.
Esta mañana leí una desafiante publicación de Cecy @diariodeunaartesana en INSTAGRAM que hablaba de su experiencia retirada de las redes sociales durante cuatro meses. Decía que era una falacia eso de que «si no estás en Internet no existís» y que por el contrario «conectarse demasiado implica desconectarse de uno mismo».
Guau. ¿Fuerte no?
Potenciado por cuarentena, todos los que estamos navegando acá, pulsando corazoncitos tenemos en mayor o menor medida dependencia de los likes y cierta compulsión de postear ¿todo? ¿VOS QUÉ POSTEÁS? ¿Un recorte ficcional? La vida real puede distar mucho de la vida digital que exhibimos. Con estos ojos he visto gente que luego de quilombos tremendos entre personas verdaderas postea al anochecer de un día espantoso una foto «sonrisa kolynos» indicando: «Re contenta luego de una jornada hiper productiva». ¿QUÉ OPINÁS?
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Formo parte de un grupo sanadores líderes trabajando para hacer conciencia de que #juntxspodemos abrir un #arcoirisdeesperanza
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